Como consultor de una de las mayores plantas de fabricación de cemento, he llegado a ver, en una ocasión, como un horno caía fuera de su sitio. Las consecuencias solo pueden imaginarse. No importa lo grande o pequeña que sea la cuantía de la pérdida, siempre es algo lamentable, y nuestra tolerancia a las pérdidas se hace menor en la medida en que los recursos con los que contamos son mejores.
Toda actividad humana es una fuente de riesgos que pueden ocasionar pérdidas. Nuestra comprensión de tales riesgos y la gestión de la actividad humana asociada a los mismos puede ayudarnos a reducirlos, evitando las consecuencias derivadas de ellos.
Esta es la premisa en la que se basan los estándares internacionales.
Los sistemas de gestión parten de dichos estándares como criterios fundamentales.
Los estándares internacionales (p. ej., de calidad, medio ambiente, salud y seguridad ocupacional, seguridad alimentaria, de la información y de gestión de la energía) pueden emplearse de forma individual o combinada para, entre otras cosas, preservar la integridad de los activos.
Los sistemas de gestión de calidad (
Quality Management System, QMS), en particular el ISO 9001:2008, son los que establecen los principios fundamentales de todos los demás sistemas de gestión. La adaptación del plan PDCA de Deming’ como modelo de los sistemas de gestión ha sido un gran éxito en la consolidación de casi todos los estándares con los
QMS. Este éxito de los
QMS ha contribuido a la aplicabilidad de este sistema a distintas facetas de la gestión industrial, incluida la integridad de los activos.
Los
sistemas de gestión son herramientas importantes para gestionar la integridad de los activos cuando se implementan de manera eficaz. Para gestionar los activos de manera que puedan ofrecer un rendimiento coherente, es esencial:
• contar con el compromiso de la alta dirección y establecer objetivos apropiados que faciliten dicha gestión,
• comprender y evaluar todos los riesgos involucrados,
• gestionar los procesos de la organización para acometer o anular de manera eficaz los riesgos detectados,
• contar con mediciones y revisiones objetivas que faciliten el análisis periódico de las actividades relacionadas con la gestión de activos,
• garantizar que el sistema de gestión se mantenga en buenas condiciones. La eficiencia en las auditorías del sistema constituye un aporte importante para la mejora continua del sistema de gestión a fin de que este pueda alcanzar sus objetivos.
Los estándares internacionales proporcionan requisitos bien definidos que todas las organizaciones pueden adoptar para sus
sistemas de gestión. En tal sentido, la norma PAS 55 se orienta específicamente a la
gestión de activos.
Los activos de una organización son de diversa naturaleza. Pueden ser tangibles (físicos, humanos, financieros, etc.) o intangibles (como el valor de marca). La gestión óptima de varios tipos de activos es un ejercicio complejo. La norma PAS 55 dicta 28 requisitos para la gestión de los activos físicos.
Aunque un sistema de gestión se presenta mediante el establecimiento de objetivos y metodologías, y de cosas que deben ’ o no deben ’hacerse, es vital que estos elementos del sistema mantengan su relación con todos los demás componentes de la organización. Dicho en pocas palabras, los objetivos concernientes a la integridad de los activos pueden mejorarse mediante una sólida implementación del sistema de gestión.
No sorprende que la implementación de la
integridad de los activos y los sistemas de gestión se consideren mutuamente excluyentes, especialmente en organizaciones grandes y complejas. El compromiso de la alta dirección, incluyendo los mandos intermedios, es importante para articular el proceso de pensamiento de la organización, contemplando estos beneficios, aparentemente tan distintos, a través de la implementación concomitante de un sistema de gestión bien desarrollado.
Autor: Hitendra Lakhey, Head of Operations - VQMI.