Las pruebas de fugas por burbujeo se utilizan para detectar fugas en muchos componentes diferentes. Las dos técnicas más habituales de pruebas de burbujeo son la de presión directa y la de cámara de vacío. La técnica de presión directa consiste en presurizar un componente con un gas para después o bien sumergirlo en una solución, o bien aplicar una solución al exterior del componente. Si hay fugas, el gas escapará a través de la solución y formará burbujas en la superficie. La técnica de la cámara de vacío se efectúa en piezas que no pueden presurizarse de forma directa o cuando no es posible acceder a ambos lados de un componente. Esta prueba se realiza aplicando una solución a una zona de una superficie que actúe como barrera de presión y creando un diferencial de presión en ella, lo que provoca que se formen burbujas a medida que el gas que fuga, por ejemplo el aire atmosférico, atraviesa la solución.
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